Fases de la arquitectura renacentista española

La arquitectura renacentista española se puede dividir en cuatro períodos con características específicas:


Plateresco: (1er tercio s. XVI) en este período son frecuentes las plantas centralizadas (cuadrado, círculo), decoración a base de simetría y repetición de motivos, sillares almohadillados, abalaustradas, capiteles corintios y compuestos, pilastras decoradas con grutescos, arcos de medio punto, algunos arcos carpaneles (góticos), bóvedas de crucería, de medio cañón, vaídas decoración de casetones, cresterías en el exterior. Decoración con emblemas (heráldica), candeleros, cornucopias, angelotes.

Ejemplo: Ayuntamiento de Sevilla, Fachada Universidad de Salamanca.



Purista: (2º tercio siglo XVI)se simplifica la decoración, de ahí el nombre. Se utilizan  bóvedas baídas, ovaladas, de cañón… con casetones a modo de decoración. El arco será casi exclusivamente de medio punto y la decoración se centra en puntos concreto. Surgiendo como resultado un aspecto de monumentabilidad en el edificio. En cuanto a las plantas, se utilizan centralizadas como en el estilo anterior (cuadrado, círculo) como se puede dejar ver en el Palacio de Carlos V que es de planta circular, enmarcada por una planta cuadrada.

Ejemplo: Palacio de Carlos V, Fachada Universidad Alcalá de Henares.



Manierismo a la italiana: (3er tercio s. XVI) utiliza los órdenes arquitectónicos clásicos, destacan Vandelvira y Siloé. Se aportan soluciones para dotar al edificio de altura, se utiliza una gran basa para las columnas, y sobre éstas se coloca un friso corrido y un nuevo plinto desde donde volteará el arco, este método se denomina “estructura siloesca”. Por otro lado Vandelvira generalizará el uso de la bóveda vaída, esta influencia se puede apreciar en las bóvedas de Málaga y Granada.



Herreriano: (finales s. XVI principios s XVII) destaca la sobriedad y la austeridad de los edificios, únicamente destaca la monumentabilidad. Destacamos principalmente el Monasterio del Escorial, de Juan Bautista y Juan de Herrera, el cual está cubierto con pizarra y cuenta con ventanas vuardas, en el muros unicamente encontramos pequeñas ventanas.

Ejemplos: Monasterio del Escorial, Lonja de Sevilla